20/9/22

Humo sobre el agua


“Sentir el grito mudo de la tierra que se quema

El crujido de alas, patas y el croar desesperado

/de las ranas

El estertor de un carpincho y su cría que dibuja con

/resoplidos la tierra ennegrecida

Una leve exhalación de una muerte contenida”

Este es un fragmento del poema de Morena García en Las cenizas llegaron a mi patio (Brumana). El libro nació de una “alerta poética” que lanzó Martín Roda en defensa de los humedales en 2020. Cuando los medios de comunicación silencian o digieren el desastre de los incendios en el Delta de Paraná, las Yungas en Jujuy y parte de Córdoba (ignorado por el Estado que eligió privilegiar los negocios), la literatura ya había encendido las alarmas. O, dicho de una manera mucho más linda -como lo hacía Percy Shelley-, “los poetas son los legisladores no reconocidos del mundo”. 

La primera línea del aborto legal 

El 28 de septiembre es el Día de Acción Global por el acceso al Aborto Legal y Seguro. En Argentina, la ley 27.610 consagró como derecho la interrupción voluntaria del embarazo (IVE), después de décadas de lucha del movimiento de mujeres. 

Conversé con el Grupo de Estudios sobre Derechos Sexuales y Reproductivos (Gedesyr) y les pregunté cuál fue el cambio más significativo que vieron con la ley. “La despenalización por causales (violación, riesgo para la vida o salud) es muy importante pero no es suficiente (...) La ley brinda certeza jurídica acerca de la legalidad de la práctica y el aumento de intervenciones da cuenta de ello”. 

La legalización eliminó los problemas más urgentes que conllevaba la clandestinidad, sin embargo persisten varios obstáculos. Mariana es residente de Trabajo Social en un hospital bonaerense de la zona oeste y también trabajó en un centro de salud y acción comunitaria (Cesac) de la Ciudad de Buenos Aires. “En un centro de salud, el empleado administrativo que otorga los turnos es objetor de conciencia, entonces a quienes van a pedir turno para una IVE, les dice que no se garantiza en ese centro”. La objeción de conciencia, reconocida en la ley, no debe obstaculizar el acceso pero es algo que se repite. “En el consultorio se enfatiza el derecho de cada paciente. En el Cesac donde estoy, quienes hacen las ecografías son objetoras, entonces cuando les damos la orden para la ecografía, además del diagnóstico IVE, les decimos ‘podés negarte a escuchar o ver algo, le podés decir de antemano que no querés que te hagan ver o escuchar, lo podés denunciar’”. 

El Gedesyr ve con preocupación esos pequeños obstáculos porque no son excepcionales. “El derecho al aborto es probablemente el derecho más vulnerable a las voluntades políticas de la historia de la humanidad. Actualmente, de acuerdo con las expertas, depende mucho de la voluntad no sólo del gobierno nacional o provincial, incluso municipal, al frente de un hospital o centro de salud sino incluso de quién esté de turno en un servicio. En la provincia de Buenos Aires se sabe que hay partidos donde el acceso es muy difícil”. 

Analía es residente de Trabajo Social en un centro de salud del municipio de Tigre (provincia de Buenos Aires). El consultorio de interrupciones voluntarias atiende un día por semana y ella subraya que funciona casi sin problemas sobre todo por quienes trabajan ahí. “La dificultad es con el misoprostol, que no siempre tenemos la cantidad necesaria para las personas que van, entonces si no hay medicación o está muy justa, se evalúa (...) Se va a garantizar la interrupción. El problema es desde el punto de vista psicológico, subjetivo, porque la persona fue a interrumpir y tiene que esperar porque no hay misoprostol”. 

El desconocimiento es otro gran escollo. “El principal problema para el acceso a la IVE / ILE sigue siendo la falta de información. A pesar de la enorme movilización social y el debate mediático entre los años 2018 y 2020, al parecer enormes sectores de la población no fueron aún alcanzados por ese proceso. De acuerdo con los últimos informes de Socorristas en Red, en los que ofrecen estadísticas acerca de los acompañamientos que hacen a mujeres y personas con capacidad de gestar, más del 50 % de las personas que acompañaron no sabían que tenían derecho al acceso a IVE o ILE en cualquier centro de salud” (Gedesyr). 

Y aunque no sean tan vistosos, los sectores antiderechos siguen actuando. Analía me contó cómo lo hacen. “No se presentan como ‘celestes’, confunden y las personas muchas veces se van del centro de salud y ven un puesto con gente con gorros verdes, un cartel que dice ‘IVE Información’ y se acercan. No les dicen ‘no abortes’, les dicen las peores consecuencias posibles, cosas que pasaban en la ilegalidad. Les hablan de hemorragias, lo más grave y más infrecuente cuando se hace de forma segura, para asustarlas”.

Límites para elegir

La salud sexual no se limita al aborto, abarca muchos aspectos que afectan o condicionan la sexualidad, especialmente de las mujeres y las personas con capacidad de gestar. La investigación y el desarrollo técnico hicieron posibles diversos métodos anticonceptivos; los límites surgen, sobre todo, de la disponibilidad. 

Mariana dice que en el Cesac de Ciudad de Buenos Aires “hay charlas sobre salud sexual integral. Se habla del conocimiento del cuerpo, las zonas erógenas, la importancia de explorar. Y también de métodos anticonceptivos. El 99 % de las participantes son mujeres. No me parece casualidad. Se trabaja sobre métodos anticonceptivos para mujeres y para varones. También se viene haciendo una campaña de información sobre la vasectomía”. Lejos de ese centro, en Tigre, la realidad es parecida, como cuenta Analía. “La mayoría son mujeres, no estuve en ningún encuentro donde hubiera un varón (una vez uno fue a acompañar a la hermana o la novia). Hablamos de preservativos, una de las cosas que hablamos es de los preservativos femeninos y es una cagada porque vos lo hablás pero no existe de manera gratuita, no tiene que ver con la anticoncepción pero sí con la prevención de infecciones de transmisión sexual”. 

La disponibilidad limitada de anticonceptivos es moneda corriente. Mariana me explicó que “el centro de salud [porteño] ofrece implantes, preservativos, anticonceptivos orales y DIU (dispositivo intrauterino). Ahora hay un faltante mundial de hormonas inyectables y no se comunica correctamente (...) El mayor problema es cómo llegamos a la población que usa ese método, que sepa que no está disponible y que pueda elegir otro”. En el hospital bonaerense donde trabaja pasa algo parecido: “llegan mensualmente muy pocos implantes y hay una decisión de que los pocos que hay sean para mujeres que ya tuvieron hijos o hijas pero tienen entre 17 y 24 años. Es muy restringido pero no se puede garantizar para la pequeña población a la que están destinados”.

Analía señaló un problema similar en Tigre. “La mayoría quiere el implante porque te da una garantía de entre 3 y 5 años y en general no hay para la cantidad de personas que lo quieren. Los métodos están pero no es tan libre la elección”. 

A este panorama se suma la criminalización. El caso más reciente fue el de Ana, una mujer acusada de homicidio agravado por el vínculo después de sufrir un aborto estpónteaneo en la localidad de Esquina (Corrientes). Ana fue absuelta porque un grupo de abogadas y organizaciones la defendieron y se movilizaron. Pero son muchas más, hay 1532 causas por aborto, 37 por eventos obstétricos y la comisión “Libres las queremos” calcula que un tercio de las acusadas están privadas de su libertad. 

Este año y medio permiten un primer balance del aborto legal: sin muertes por interrupciones seguras, con aplicación dispar y problemas en el acceso. Me parece un buen momento para recordar que los obstáculos que ya no existen son el resultado de una lucha que es nuestra y los que se mantienen son responsabilidad de un Estado que no prioriza el acceso a la salud ni a la educación sexual integral (entre muchas otras cosas), que son vitales en el sentido más literal de la palabra. No es por ser aguafiestas, pero así como peleamos para #quesealey, hoy tenemos que defender que sea una realidad, más allá de las voluntades políticas y administrativas. Y el lugar para hacerlo sigue siendo la calle, donde marchamos, nos fuimos con bronca y festejamos. 

¿Cómo impactará el ajuste fiscal en los límites que ya existen? No hay discursos o presupuestos “con perspectiva de género” que borren la realidad de que el próximo año el Estado gastará más del doble en la deuda externa que en la salud de la población. Las que no llegan a fin de mes, las que resignan el estudio o el trabajo remunerado desbordadas por tareas de cuidado, serán afectadas también por esa decisión. Y esa es la parte más importante de cualquier agenda feminista, porque decidir y hacerlo en las mejores condiciones posibles no son “temas de clase media” sino de la mayoría. 

El río, la felicidad y una hija coreana

Lo que el río hace es una obra de teatro de María y Paula Marull. Amelia viaja a Esquina (Corrientes) a resolver una cuestión de papeles después de la muerte de su padre. Su vida es caótica, habla con la editorial mientras trata de que su hija encuentre la malla para la competencia de natación y lidia con un marido que resta más que sumar. En su viaje se cruza con personas del pasado y, a través de ellas, encuentra otra versión de ella, que ya no es la que era ni la que es. Me encantó la pregunta ¿dónde está el tiempo?, que no es el del trabajo, el de la familia (que incluye mucho trabajo para las mujeres) ni el de la furia cotidiana de sobrevivir en una sociedad que nos roba ese tiempo. 

El sexto episodio de Ocultonas, el podcast de Danila Suárez Tomé y Mariel Gimenez, pregunta al final si no sentís que “más que nunca todo el mundo tiene la fórmula de la felicidad y que al mismo tiempo somos más infelices que nunca”. La teórica feminista bell hooks propuso devolverle al amor y al cuidado un lugar relevante en los debates y reflexiones de los movimientos contra la opresión. De otra forma, escribía, le dejaríamos el terreno liberado a la filosofía New Age, que le “concede tanta importancia a la mejora individual” o a la religión organizada. En su libro Todo sobre el amor, apuntó contra la literatura de autoayuda porque lo escribió antes de que explotara la industria del bienestar. 

Sobre mi hija es un libro de la escritora Kim Hye-jin. La protagonista es la distancia. La distancia entre generaciones, la de la Corea del Sur tradicional y las nuevas. Ninguna se parece a la imagen de exportación; es mucho más interesante, menos coqueta que las estrellas del k-pop y muy atravesada por problemas que afectan a la juventud (y no tanto) de otras economías modernas. La novela empieza con una hija pidiéndole ayuda a su madre porque no le alcanza la plata. La madre, con menos maldad que incomprensión de las  imposibilidades del capitalismo contemporáneo, responde “¿por qué no sacás un préstamo?”, “¿por qué no trabajás de algo que te de más plata?”. Me interesó porque habla de las ideas sobre la familia, la sexualidad y la vida de las mujeres, que no suelen estar en primer plano en ninguna ola, pero cuando son ellas las que escriben (no necesariamente sobre ellas) todo cambia. 




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